Un viaje inolvidable acompañado de amigos, lo único que siento es que Angeles no pudo acompañarnos en esta ocasión.
Salimos a las 5 de la mañana y ya en la serranía de Cuenca pasábamos por zonas con algo de hielo en la carretera pero con poco peligro, algunas manchas de nieve en las zonas de sombras. Cuando estábamos cerca del río Cuervo divisamos un gran frente blanco que se dirigía hacia nosotros y pesamos que nos iba a nevar. Llegamos al lugar y decidimos ir a desayunar antes de hacer las fotos, nos dirigíamos a la Vega del Codorno que esta a 3 Km del lugar, al subir una cuesta vimos que ese frente blanco estaba muy cerca y decimos volver para hacer las fotos, cuando llegamos al lugar, ya comenzo a nevar.
Nos apresuramos en llegar a la cascada, ya comenzaba a nevar mas fuerte pero era soportable, así que nos deleitamos con el lugar a pesar de sus - 10º grados, disfrutamos como niños atravesando el lago congelado hasta llegar a las cuevas donde se forman las estalactitas, fueron momentos fantásticos, hasta que decidimos volver ya que la nevada se hacia mas intensa. En una hora aproximadamente, donde no había nada ya era un manto blanco, la carretera ya no se veía y poco a poco llegamos a Tragacete, unos 15 km mas abajo.
Allí en un bar solitario pero con su dueña ya mayor que estaba en la cocina, nos vio aparecer y lo primero que nos dijo, "estáis locos, como se os ocurre salir con este tiempo" jejejeje. Nos trato como si fuera nuestra madre y nos dijo que no nos faltarian camas si no pudiéramos seguir.
Al final volvimos a Cuenca despacio y con buena letra, paramos en el Ventano del diablo, donde había mucha nieve y la vista de la hoz del Jucar bajo nosotros. Visitamos lo típico de Cuenca y ya en carretera buscamos un bar para comer y de vuelta a casa.
Un viaje para hacerlo cada año. La foto del grupo en la cascada es de nuestra amiga Carolina, de negro entera.
Canon EOS 5D Mark II - Canon EF 24/105 mm f/4 L IS USM